Cuidar el agua no es una tarea pesada ni un castigo: es un gesto de amor a la ciudad, y la niñez lo entiende mejor que nadie.
En tiempos donde cada gota de agua cuenta, Culiacán escribe una página luminosa desde donde menos se esperaba: desde las aulas, desde las voces menudas que cargan mochilas, historias… y ahora también misiones.
“El Escuadrón del Agua”, programa aprobado por el Cabildo y abrazado con decisión por el alcalde Juan de Dios Gámez Mendívil, demuestra que la educación ambiental no solo es urgente, sino profundamente inspiradora cuando nace de la niñez.
Lo que comenzó como una iniciativa impulsada por el regidor independiente Luis Alonso García Corrales —hoy motor de toda esta cruzada azul— se convirtió en una política pública viva, cercana y creativa.
Desde la Comisión de Acción Social y Cultural, el Ayuntamiento de Culiacán apostó por algo sencillo y al mismo tiempo revolucionario: sensibilizar a niños de primaria y secundaria para que se convirtieran en agentes activos del ahorro y cuidado del agua. No solo receptores de información, sino protagonistas, vigilantes y multiplicadores.
Luis Alonso García Corrales es presidente de las Comisiones de Educación, y de Acción Social y Cultural, así como vocal de las comisiones de Gobernación, Urbanismo, Ecología y Obras Públicas, Juventus y Deporte, Participación Ciudadana, y Rastros, Mercados y Centrales de Abasto.

El proyecto ha recorrido 33 escuelas, llevando charlas claras y emotivas sobre la realidad hídrica del estado. Más de 10,400 niñas y niños fueron parte de este despertar, acompañados incluso de personajes entrañables como Cuentitos de Naty, de Natalia Hernández, ganadora del Premio “Coltzin”, que logró conectar desde la ternura y la imaginación.
La respuesta fue tan grande como la esperanza: 650 niños se registraron formalmente en el “Escuadrón del Agua” y comenzaron a cumplir misiones reales:
– Recolectar agua de lluvia y del aire acondicionado para reutilizarla.
– Mantener limpios los espacios públicos evitando que la basura llegue a las alcantarillas.
– Detectar fugas, documentarlas y reportarlas para que JAPAC actúe.
– Proponer nuevas acciones más allá de lo solicitado.
Los niños no solo cumplieron: se apropiaron del programa. Pusieron cubetas en patios y cocheras, convencieron a sus padres de lavar los autos sin manguera, idearon sus propios mini sistemas de recolección casera. Y cada logro se reconoció con pequeños símbolos de orgullo: pines e insignias que reflejan el compromiso cumplido. Una gamificación educativa que funciona porque respeta la creatividad infantil.
La primera etapa ha concluido con éxito, pero lo mejor está por venir. En diciembre se celebrará la primera Convención del “Escuadrón del Agua”, a realizarse en el Polideportivo “Juan S. Millán”. Ahí, los niños presentarán proyectos en divisiones literarias, sociales, culturales y científicas. Diez finalistas de cada categoría defenderán sus propuestas ante la comunidad, en un ejercicio cívico de enorme valor formativo. Además, habrá una feria con stands temáticos para visitantes, instituciones y familias.
Esta es apenas la edición inaugural del programa, que será anual a partir de 2025, con presupuesto aprobado y respaldo del Ayuntamiento. Y lo más importante: nace con un principio que marca la diferencia en tiempos de crisis hídrica.
Cuidar el agua no es una tarea pesada ni un castigo: es un gesto de amor a la ciudad, y la niñez lo entiende mejor que nadie.
En un contexto donde la sequía no es amenaza sino realidad, iniciativas como esta encienden un Sinaloa posible, uno donde la cultura del agua se siembra desde hoy para salvar el mañana.
Culiacán tiene un Escuadrón. Y sus agentes, pequeños pero gigantes en conciencia, ya están cambiando la historia gota a gota.




