La pérdida de derechos civiles y laborales continúa, aun en el llamado “Estado de bienestar”, al grado de que hoy se cobra por trabajar, no solo de manera informal, sino también de forma oficial y “legal”, asaltando el bolsillo de los trabajadores.
Una incongruencia en un Estado que busca recuperar el bienestar como concepto, mientras se desmontan las políticas neoliberales del “capital humano” y los “recursos” como definiciones de los trabajadores, junto a las máquinas y los lápices, en la contabilidad de los tecnócratas de la meritocracia parasitaria.
Desde la pérdida del sindicalismo de lucha de clases hasta la consolidación de los sindicatos blancos y de protección, hemos llegado a un periodo “posmoderno” en el que el “emprendimiento” se convierte en la precarización del trabajo, y en el que la posibilidad de un retiro digno para los trabajadores prácticamente ha desaparecido.
Las Afores son el negocio de los oligarcas que se apropian de la plusvalía del trabajo y despojan al trabajador de sus derechos: uno de los negocios más lucrativos del neoliberalismo y que más ha lastimado a los trabajadores de nuestro país.
¡No hay Estado de bienestar sin pensión laboral!