En un mundo que avanza a pasos agigantados hacia la automatización, la hiperconexión y el consumo desenfrenado, detenerse a hablar de salud desde una mirada integral parece un acto revolucionario. Más aún cuando esta conversación se teje con hilos de ciencia, cultura y espiritualidad.
La Capacitación Integral para una Vida Saludable, que tendrá lugar todos los sábados de septiembre en Culiacán, no es solo un conjunto de conferencias; es una invitación a replantearnos nuestra relación con el cuerpo, la mente, la comunidad y el entorno.
El programa “Salúdate”, impulsado por Loreto Eduwiges Acosta Armenta, nos recuerda algo esencial: la salud no empieza en el hospital, sino en cada decisión cotidiana, en el plato que elegimos, en la forma en que respiramos, en cómo tratamos al otro y, sobre todo, en cómo nos tratamos a nosotros mismos.
El abecedario de la salud —esa poética guía con letras A, B, C, D, E y F— es, en realidad, un mapa hacia el bienestar integral. Actividad física, buena alimentación, concentración presente, descanso, evitar lo nocivo, fomentar el respeto y la paz: cada una de estas acciones, en apariencia simples, tienen un profundo respaldo científico y un poderoso eco cultural. Son, de hecho, los fundamentos de una vida digna.
Pero lo que vuelve especial a esta iniciativa es que se realiza desde el corazón de una comunidad de fe, donde la ciencia no está en disputa con la espiritualidad, sino que caminan de la mano. Aquí, amar al prójimo implica compartir conocimientos que salvan vidas. Aquí, cuidar el cuerpo y la mente es también un acto de fe.
Es profundamente simbólico que esta capacitación se lleve a cabo en un centro de oración que también es un albergue para niños en situación vulnerable. Porque hablar de salud sin hablar de los más frágiles sería olvidar el verdadero propósito del conocimiento: servir, sanar, acompañar.
En un país donde la obesidad, el estrés y la mala alimentación son epidemias silenciosas, resulta esperanzador que existan espacios donde se hable de nutrición, emociones, prevención y amor propio. Que se hable desde la ciencia, sí, pero también desde la compasión.
Cristianos evangélicos que ponen sus capacidades, habilidades y disposición al principio de servir y ayudar a sus semejantes llevarán a cabo esta noble labor, de manera gratuita, cada sábado del mes de septiembre, de 4:00 a 6:00 p.m., en el Centro de Oración Casa de Vida “Un lugar para ti, para conectar, crecer y encontrar paz”, ubicado en Boulevard Alcaparra sin número, Fraccionamiento Stanza Castilla, Local 4 de la Plaza Castilla.
La entrada es libre, y quienes deseen más información o registrarse pueden comunicarse a los teléfonos 6671029435 y 6671850908.
Si amar el conocimiento es una religión, este es un templo para adorarlo, como dice el texto fundacional de esta iniciativa, entonces este lugar es un templo donde la ciencia, la fe y la cultura se abrazan para recordarnos que vivir bien es un derecho, pero también una responsabilidad.
Y septiembre, ese mes de reflexión e independencia, puede ser el punto de partida para una revolución silenciosa: la de una ciudadanía más sana, más sabia y, sobre todo, más humana.