Adriana Smith, con muerte cerebral, es mantenida con vida en Georgia debido a estricta ley antiaborto.
El caso de Adriana Smith, una enfermera de 30 años y madre de un niño de siete, ha generado un intenso debate legal y ético en Estados Unidos. Smith fue declarada con muerte cerebral en febrero de 2025, cuando tenía aproximadamente nueve semanas de embarazo, debido a coágulos sanguíneos en el cerebro.
Desde entonces, ha sido mantenida en soporte vital en el Emory University Hospital en Atlanta, Georgia, con el objetivo de permitir que el feto alcance la viabilidad fuera del útero.
Esta decisión debería haber sido nuestra”, lamentó April Newkirk, madre de la afectada, en declaraciones a un medio de Georgia, sureste de Estados Unidos, donde ocurre el caso.
Según explicó la madre, su hija Adriana Smith, de 30 años, sufrió en febrero un grave problema de salud que provocó la completa e irreversible paralización de su cerebro, aparentemente por un error médico.
Newkirk sostuvo que el hospital la mantiene con vida desde entonces para cumplir con una ley de Georgia que prohíbe los abortos a partir de la sexta semana de gestación, cuando se estima que se puede detectar la primera actividad cardíaca en el feto.
Esta situación ha sido impulsada por la estricta ley antiaborto del estado, conocida como la “Ley del Latido del Corazón”, que prohíbe la interrupción del embarazo una vez que se detecta actividad cardíaca fetal, generalmente alrededor de las seis semanas de gestación.
April Newkirk, ha expresado su angustia y frustración por no poder tomar decisiones médicas respecto al cuerpo de su hija. Newkirk ha declarado que se sienten atrapados en una situación sin opciones, describiendo la experiencia como “tortura”.
“No digo que hubiéramos optado por interrumpir su embarazo, pero lo que sí digo es que deberíamos haber tenido la opción”, insistió Newkirk.
Según informes, Smith está conectada a aparatos de asistencia respiratoria para permitir que el feto crezca y nazca, aunque Newkirk asegura que los propios médicos no tienen certeza sobre la salud o viabilidad para el feto.
Katie Watson, profesora de la Universidad Northwestern especializada en ética médica y derechos reproductivos, sostiene que la legislación criticada no se puede aplicar a este caso y es una “interpretación errónea” de las normas.
El texto penaliza “las intervenciones médicas que interrumpen un embarazo (…) y que están motivadas por la intención de interrumpir un embarazo”, explicó a la AFP el viernes, asegurando que eso no tiene “ninguna relación” con el caso de Smith.
Desde que la Corte Suprema de Estados Unidos, con su mayoría conservadora, anuló la garantía federal del derecho al aborto en 2022, los estados han recuperado plena libertad para legislar en esta área.
Contra la ley antiaborto
La familia ha iniciado una campaña de recaudación de fondos para cubrir los costos asociados con el prolongado soporte vital y el cuidado futuro del bebé, cuya salud y desarrollo aún son inciertos.
Expertos legales y médicos han señalado que la ley de Georgia no proporciona directrices claras para casos como el de Smith, donde la madre ha sido declarada legalmente muerta.
Sin embargo, debido a que la ley otorga personalidad jurídica al feto, los médicos sienten la obligación de mantener el soporte vital para preservar la vida fetal.
Este caso ha resaltado las complejidades y posibles consecuencias no previstas de las legislaciones restrictivas sobre el aborto, especialmente en situaciones médicas excepcionales.