El caso generó controversia y provocó reacciones encontradas por su singularidad.
Kristi Schmidt demostró que no hay nada que una madre no haría por su hija, pues en 2021, a los 52 años de edad, se ofreció para ser la madre subrogada de su propia nieta.
El caso se dio en California, Estados Unidos, cuando la relación madre e hija llegó a otro nivel con Kristi Schmidt y Heidi Lampros, quienes se volvieron populares en redes por la peculiar forma en la que nació el nuevo miembro de la familia.
Heidi, quien actualmente se encuentra en sus 30s, tenía claro que quería ser madre desde muy corta edad y tras contraer matrimonio con John en 2015, tuvieron varios intentos que no dieron frutos y después de cuatro años y la pérdida de un bebé, decidieron ir por otro camino.
¿Kristi fue la madre subrogada de su hija?
Heidi fue diagnosticada con útero didelfo, es decir, tenía dos úteros, por lo que quedar embarazada era muy complicado para ella. Luego de que su último embarazo dio como resultado la pérdida de dos bebés, el doctor sugirió no volver a intentarlo, pues era físicamente peligroso y emocionalmente doloroso.
De acuerdo con la información del diario británico El Guardián, la madre de Heidi había visto a la pareja sufrir sin poder hacer nada al respecto, sin embargo, cuando se enteró que intentarían con una madre subrogada, supo que ese era su destino.
“Heidi necesitaba a alguien que cuidara el embrión que ella y John crearían. ¿Quién mejor que la propia abuela del bebé para hacerlo?”, explicó Schmidt. Aunque en un inicio su hija tuvo dudas, debido a la edad y los riesgos que esto presentaría, luego de algunos estudios médicos, los resultados confirmaron que no había problema alguno.
“Por mi edad, lo último que quería mi hija era ponerme en peligro. Pero yo estaba en forma, sana y, además, jubilada, así que con todo el tiempo del mundo”
¿Cómo fue el proceso del embarazo?
A pesar de que la edad límite sugerida para las mujeres subrogadas es de 35 y Kristi no había estado embarazada en 24 años, los médicos aprobaron la situación, debido a la excelente salud que tenía.
La futura abuela se sometió a seis meses de tratamientos hormonales necesarios para preparar al cuerpo para la llegada del bebé y cuando fue el momento de la transferencia embrionaria, Kristi recuerda haberle prometido a su hija que todo saldría bien. A los nueve días, la prueba de embarazo dio positiva.
“No había estado embarazada en 28 años, pero celebré el cansancio y las náuseas matutinas porque eran señales de que todo iba bien, y a mi esposo le encantaba bromear con la gente, les decía: ‘Mi esposa está embarazada, pero no de mí, el bebé no es mío’, y ante la mirada atónita de los desconocidos les aclaraba: ‘¡Está embarazada de nuestro nieto!'”, relató.
