Lejos de considerar que la complacencia es el camino de la Revolución hay que atizar la crítica para crecer, hace años que he señalado el desvarío de los compañeros zapatistas con su concepto de Rebeldía y hay que insistir hoy más que nunca.
No es lo mediático, no es la narrativa lo que trasnocha la realidad, no son los “performance” o las teatralidades lo que mella los muros de la Oligarquía Mexicana e Internacional, es la Rebelión y no la Rebeldía la que impulsa los procesos Revolucionarios, no estamos valorando conceptos concatenados.
Desde el clásico “compa” con el que se referían unos a otros, con el que choque desde un principio, hasta el intento de adoctrinamiento, pasando por el juego interno de poder, la lucha por romper el cerco militar en Chenalhó, Chiapas, así como la toma de Radio Pulsar en la Ciudad de México y la expulsión del Comité Civil de Diálogo “Enrique Félix Castro” del EZLN por polemizar en las Redes Zapatistas, al impulsar la Lucha de Clases y el Rescate del Comunismo como Teoría de Lucha.
Mi paso por el Zapatismo concluyó en Zacatecas, antes de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, antes del “A la Izquierda y Abajo” y de una lucha por la Democratización de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Los Zapatistas fracasaron al presentar una candidatura independiente, siguiendo el juego al sistema, se hicieron a un lado en la “Guerra del Narco” y no opinaron en la lucha contra la Reelección qué encabezaron por más de diez años.